Tesis:
Objetos y Casas: la arquitectura sin retórica de Klas Anshelm
- Autor: GIL GUINEA, Lorenzo
- Título: Objetos y Casas: la arquitectura sin retórica de Klas Anshelm
- Fecha: 2025
- Materia:
- Escuela: E.T.S. DE ARQUITECTURA
- Departamentos: PROYECTOS ARQUITECTONICOS
- Acceso electrónico: https://oa.upm.es/87573/
- Director/a 1º: LÓPEZ-PELÁEZ MORALES, José Manuel
- Director/a 2º: FERNÁNDEZ ELORZA, Héctor
- Resumen: Objects and Houses (Föremål och Hus) is the name of the exhibition that Klas Anshelm organized in the autumn of 1972 at the Official Art Gallery of Lund, which he himself had built. It showcased sculptures, installations, and houses. Some were scandalized and took the exhibition as a disrespect towards art. Without beauty.
Klas Anshelm may be a little-known architect. Perhaps that is why I want to approach him. His work, silent, has remained hidden in the architectural landscape, overshadowed by more prominent and relevant authors and works. Of a reserved nature, Anshelm rarely spoke of his work. The few words accompanying his publications are limited to pointing out objective issues. There is nothing in them that can reveal his interests. Despite living and working for 30 years in a city like Lund, home to one of the most important universities in Sweden, for which he built numerous buildings, he did not engage in any teaching activities. He also did not write about architecture or any other architect. It was not due to a lack of knowledge; it was more of an ethical position: what he had to say, he had already built. Even in his studio, he did not express a didactic vocation. He did not seem interested in transmitting knowledge that he thought was essentially accessible to everyone. His was an anonymous tradition. Neither masters nor disciples. The earth, the sun and the winds, customs, life, and the architecture that had embraced them spoke for themselves.
The thesis analyzes his work from the work itself, through the study of the original documentation that is preserved. It does so by assuming the position of the architect, aware that we are, to a large extent, a reflection of our surroundings, of the people and the environments that accompanied us in our childhood and youth. Ultimately, a reflection of our House, understood as a fertile, vast, and intimate place at the same time.
The thesis seeks to recognize that substrate. His childhood, his sources, his teachers at Chalmers, his first friends and collaborations left a mark on him that is perceptible: a joy in work and a gaze; a childlike, primordial gaze, seeing things as if for the first time, which determines his later work. Thus, the framework is established under which the thesis analyzes his work.
The name of the exhibition is taken, and some objects and houses are selected; examples, if one wishes to consider them lesser, within a production that includes buildings of greater importance and magnitude. In them, certain issues are silenced, obscured, and thus others are perceived with greater intensity. It is in these works where the thesis tries to identify the essential and permanent aspects of his architecture, the traces of his creative and life process.
All of them, Objects and Houses, speak to us of a domestic architecture, grown from the very earth. Imperfect, open, alive, it takes root in what surrounds it and in the people who inhabit it. Half-finished, it accompanies and accepts life. The house is then both dwelling and nature. It brings together the most extensive and the most intimate, the territory, with the most primitive and essential aspects of being human.
Thus, his architecture adds to a tradition, that of those who believed in a simpler life and architecture, free of manners, representation, and cultural symbols. Under this perspective, the architect, like the gardener, was to limit himself to caring for, pruning, and revitalizing, on one side and the other, based on knowledge of the environment and tradition, the house, which would grow, like a plant, organically, from the very earth, according to its own laws, depending on the climate, the soil composition, and the place. Like the discreet gardener, the architect remains behind the work, along with all his effort, will, and knowledge. The work, anonymous, then integrates into life naturally and permanently, receiving its own beauty, as if it had always been there. Without rhetoric.
RESUMEN
Objetos y Casas (Föremål och Hus) es el nombre de la exposición que Klas Anshelm organizó en el otoño de 1972, en la Galería Oficial de Arte de Lund, que él mismo había construido. Mostró esculturas, instalaciones y casas. Algunos se escandalizaron y tomaron la exposición como una falta de respeto por el arte. Sin belleza.
Quizá sea Klas Anshelm un arquitecto poco conocido. Quizá por eso quiera acercarme a él. Su obra, silenciosa, ha permanecido oculta en el paisaje arquitectónico, oscurecida por autores y obras de mayor brillo y relevancia. De carácter reservado, Anshelm rara vez habló de su obra. Las pocas palabras que acompañan sus publicaciones se limitan a señalar cuestiones objetivas. Nada hay en ellas que pueda desvelar sus intereses. A pesar de que vivió y trabajó durante 30 años en una ciudad, Lund, con una de las Universidades más importantes de Suecia, para la que construyó numerosos edificios, no ejerció ninguna actividad docente. Tampoco escribió sobre arquitectura ni sobre ningún otro arquitecto. No se trataba de una falta de conocimiento; era más una posición ética: lo que tenía que decir ya lo había construido. Tampoco en su estudio manifestó vocación didáctica. No parecía interesado en la transmisión de un conocimiento que, pensaba, estaba en realidad al alcance de todos. La suya era una tradición anónima. Ni maestros ni discípulos. La tierra, el sol y los vientos, las costumbres, la vida y la arquitectura que la había recogido, hablaban por sí mismos.
La tesis analiza la obra desde la propia obra, a través del estudio de la documentación original que se conserva. Lo hace asumiendo la posición del arquitecto, consciente de que somos, en buena medida, reflejo de lo que nos rodea, de las personas y los ambientes que nos acompañaron en nuestra infancia y en nuestra juventud. En definitiva, reflejo de nuestra Casa, entendida como un lugar fértil, vasto e íntimo al mismo tiempo.
La tesis trata de reconocer ese sustrato. Su infancia, sus fuentes, sus maestros en Chalmers, sus primeros amigos y colaboraciones, dejaron en él, una huella, que es perceptible: una alegría en el trabajo y una mirada; una mirada infantil, primigenia, ver las cosas como por primera vez, que determinan su obra posterior. Se establece así el marco bajo el cual la tesis analiza su obra.
Se toma el nombre de la exposición, y se seleccionan algunos objetos y algunas casas; ejemplos, si se quiere menores, dentro de una producción con edificios de mayor importancia y envergadura. En ellos, se piensa, ciertas cuestiones se silencian, se oscurecen y así otras se perciben con mayor intensidad. Es, en estas obras, donde la tesis trata de identificar los aspectos esenciales y permanentes de su arquitectura, las huellas de su proceso creativo y vital.
Como se verá, todos ellos, Objetos y Casas, nos hablan de una arquitectura doméstica, crecida de la propia tierra. Imperfecta, abierta, viva, que se enraíza en lo que le rodea y en las personas que la habitan. A medio hacer, acompaña y acepta la vida. La casa es entonces habitación y naturaleza. Se reúnen en ella lo más extenso y lo más íntimo, el territorio, con lo más primitivo y esencial del ser humano.
Así, su arquitectura se suma una tradición, la de aquellos que creyeron en una vida y una arquitectura más sencilla, sin modales, libre de representación y de símbolos culturales. Bajo está mirada, el arquitecto, como el jardinero, debía limitarse a cuidar, a podar y reverdecer, por un lado y por el otro, desde el conocimiento del medio y la tradición, la casa, que crecería, como una planta, orgánicamente, de la propia tierra, según sus propias leyes, en función del clima, de la composición del suelo, del lugar. Como el jardinero, discreto, el arquitecto permanece detrás de la obra, y con él, todo su esfuerzo, su voluntad y su conocimiento. La obra, anónima, se incorpora entonces a la vida de forma natural y permanente, y recibe su propia belleza, como sí siempre hubiese estado ahí. Sin retorica.