Tesis:
El discurso utópico.
- Autor: HERNANDEZ LEON, Juan Miguel
- Título: El discurso utópico.
- Fecha: 1982
- Materia: Sin materia definida
- Escuela: E.T.S. DE ARQUITECTURA
- Departamentos: SIN DEPARTAMENTO DEFINIDO
- Acceso electrónico:
- Director/a 1º: MARCHAN FIZ, Simón
- Resumen: El discurso teórico sobre la ciudad renacentista sirve, inicialmente, como fundamento de la institución arquitectónica, y, por tanto, de forma indirecta, es un derivado del discurso del Príncipe. Es decir, se trata de un discurso ideológico. La ciudad renacentista como práctica teórica, que pertenece ineludiblemente a un sistema enclavado en la crisis de la sociedad tradicional, se debate entre el mito y la historia. Por un lado, la ciudad ideal, ciudad o teoría urbana de los tratadistas, implica una teoría de la arquitectura; la disciplina o lo diosciplinar. Organicidad como categoría teórica, homogeneidad del espacio del dibujo, a través de instrumentos como la perspectiva, o del espacio geográfico, por medio de la cartografía, sistema de los órdenes como adopción mítica de la antigüedad, son parámetros que, utilizados desde un punto de vista individual (actitud estética), resuelven la contradicción histórica en el concepto platónico de armonía social. Por otro, la ciudad de la utopía, la de la literatura, contrapone lo totalitario de su modelo espacial, al sistema totalitario de los órdenes. El punto de vista es ahora colectivo (actitud del médico o cirujano cuyo paciente es la sociedad), por lo que la enseñanza, la religión, la misma ciencia, son las instituciones que sirven para defender a la sociedad de lo impuro, de la contaminación de la historia. La utopía es la unidad, el logocentrismo platónico, contra el devenir, la enfermedad o el intercambio, se desplaza fuera de los muros de la ciudad. En la ciudad utópica, el consumo ha desalojado al intercambio y el dinero, como factor corruptor de lo temporal, es proscrito. Finalmente, la imposibilidad histórica de este discurso, hace que nos llegue fragmentado, que no se realice como algo unitario. La arquitectura efímera de la celebración y de la fiesta del Príncipe, es decir, la ciudad virtual, que sirve de máscara a la real, son los fragmentos de aquel discurso de la totalidad, de la síntesis