Tesis:

Influence of feed form and nutritional characteristics of the diets on pullet performance and egg-laying hen productivity


  • Autor: SALDAÑA MANCEBO, Beatriz

  • Título: Influence of feed form and nutritional characteristics of the diets on pullet performance and egg-laying hen productivity

  • Fecha: 2017

  • Materia: Sin materia definida

  • Escuela: E.T.S. DE INGENIEROS AGRONOMOS

  • Departamentos: PRODUCCION AGRARIA

  • Acceso electrónico: http://oa.upm.es/47283/

  • Director/a 1º: GONZÁLEZ MATEOS, Gonzalo

  • Resumen: El objetivo actual en recría de pollitas rubias para producción de huevos consiste en lograr pesos vivos (PV) adecuados y uniformes, conforme a las guías de producción, y mejorar el desarrollo del tracto gastrointestinal (TGI) y del sistema óseo a fin de mejorar la productividad durante la fase puesta. Todo ello debe ser compatible con un coste ajustado de la alimentación. Estos objetivos se pueden alcanzar mediante modificaciones en las estrategias nutricionales utilizados. En la presente tesis se estudiaron los efectos de estrategias tales como el tipo de cereal base utilizado, el nivel energético del pienso y la forma de presentación del mismo, sobre los rendimientos productivos y el desarrollo del TGI y corporal de pollitas y gallinas ponedoras. En el experimento 1 se estudió la influencia de la presentación y la concentración energética del pienso sobre los parámetros productivos y el desarrollo del TGI en pollitas rubias de 0 a 17 sem de edad. El diseño experimental fue completamente al azar con 10 tratamientos organizados de forma factorial, con 2 presentaciones del pienso (harina y miga) y 5 niveles de energía, que diferían en 50 kcal EMAn/kg en cada uno de los 3 periodos de la fase de recría. En el global de la prueba (0 a 17 sem de edad), la utilización de migas aumentó el consumo medio diario de pienso (CMD; 52,9 vs. 49,7 g; P < 0,001) y la ganancia media diaria de peso (GMD; 12,7 vs. 11,6 g; P < 0,001) y mejoró el índice de conversión (IC; 4,18 vs. 4,27; P < 0,001) de las aves. Al aumentar el contenido energético del pienso se redujo el CMD de forma lineal (P < 0,001) y se mejoró el IC de forma cuadrática (P < 0,01). El consumo energético (kcal EMAn/d) sin embargo, no se vio afectado. La uniformidad de los PV fue superior (P < 0,05) en las pollitas alimentadas con migas que en las alimentadas con harina pero no se vió afectada por el contenido energético del pienso (P > 0.05). A las 5, 10 y 17 sem de vida, el peso relativo (PR, % PV) del TGI y de la molleja y el contenido de digesta fresca en la misma fueron inferiores (P < 0,05 a P < 0,001) y el pH de la molleja fue superior (P < 0,05 a P < 0,001) en pollitas alimentadas con migas. La concentración energética del pienso no afectó a ninguna de las otras variables digestivas estudiadas. En resumen, la alimentación con migas mejoró el crecimiento de las pollitas, redujo el PR del TGI y de la molleja, e incrementó el pH de la misma a todas las edades. Un incremento de la energía metabolizable del pienso mejoró el IC global. La utilización de migas y el incremento del contenido energético del pienso son estrategias nutricionales a utilizar cuando el objetivo es incrementar el PV sin afectar a la uniformidad de las pollitas al inicio de la puesta. Sin embargo, la utilización de migas podría reducir el desarrollo y peso de los órganos del TGI, lo que podría tener efectos negativos sobre el consumo de pienso en las fases iniciales del ciclo de puesta. En el experimento 2 se estudió el efecto del cereal base y de la presentación del pienso de recría sobre los rendimientos productivos, las características del TGI y diversas mediciones corporales en pollitas rubias desde la eclosión hasta las 17 sem de vida. Se utilizó un diseño completamente al azar con 8 tratamientos que resultaron de la combinación de 2 cereales (maíz vs. trigo) y 4 programas de alimentación. Los programas de alimentación utilizados consistieron en alimentar de forma continua con harina o con migas de 0 a 17 sem de vida, o alimentar con migas de 0 a 5 o 0 a 10 sem de edad, seguido de harina hasta las 17 sem. Cada tratamiento se replicó 9 veces y la unidad experimental fue la jaula con 50 pollitas. Desde la eclosión hasta las 17 sem de vida, las pollitas alimentadas con maíz tuvieron una GMD similar pero peor IC (P < 0,001) que las pollitas alimentadas con trigo. Además, las pollitas que se alimentaron con migas durante toda la prueba (0 a 17 sem) tuvieron mejores GMD (12,3 vs. 11,5 g; P < 0,001) e IC (4,21 vs. 4,36; P < 0,001) que las pollitas alimentadas de continuo con harina, con las pollitas que cambiaron en algún momento del periodo de recría de migas a harina mostrando resultados intermedios. A las 17 sem de vida, el PR del TGI y de la molleja fue superior en las pollitas alimentadas con maíz que en las pollitas alimentadas con trigo (P < 0,01) pero la longitud relativa (cm/kg PV) del intestino delgado, tarso y corporal (desde la punta del pico al final de la última falange) no se vieron afectados. Las pollitas alimentadas con migas durante toda la prueba presentaron mollejas de menor peso (P < 0,001) con un pH superior (P < 0,001) y tuvieron una menor longitud corporal (P < 0,01) que las pollitas alimentadas con harina de continuo, con las pollitas alimentadas con los otros 2 tratamientos mostrando resultados intermedios. En resumen, trigo y maíz pueden ser utilizados indistintamente en piensos para pollitas de recría sin efecto adverso alguno sobre los rendimientos productivos. La alimentación con migas mejoró los rendimientos productivos pero redujo el desarrollo de la molleja y del TGI. Los rendimientos productivos, el TGI y los parámetros anatómicos corporales se adaptaron rápidamente a los cambios en la presentación del pienso durante el periodo de recría. En el experimento 3 se estudió la influencia de la presentación y la concentración energética del pienso de recría y la concentración energética del pienso de puesta, sobre los rendimientos productivos, el desarrollo del TGI y mediciones anatómicas corporales en gallinas ponedoras rubias. El experimento fue completamente al azar con 12 tratamientos estructurados factorialmente (2 x 3) x 2 con 2 formas de presentación del pienso (harina vs. migas) y 3 concentraciones de EMAn (baja, media y alta) del pienso durante la fase de recría y 2 concentraciones de EMAn (2.650 vs. 2.750 kcal/kg) de los piensos durante la fase de puesta. En cada uno de los 3 periodos de la fase de recría (0 a 5 sem, 5 a 10 sem y 10 a 17 sem de edad) y durante la fase de puesta (17 a 46 sem de edad), los piensos fueron formulados para tener una concentración similar en nutrientes esenciales por kcal de EMAn. Los resultados productivos en puesta se determinaron durante 7 periodos de 28 d cada uno y las variables del TGI se midieron al final de la prueba. La presentación y el contenido energético de los piensos suministrados durante la fase de recría no afectaron a ninguno de los parámetros productivos, así como tampoco al desarrollo del TGI o a las mediciones corporales al final de la puesta. De 17 a 46 sem de edad, la ganancia de peso fue mayor (P < 0,01) en las gallinas alimentadas con harina durante la fase de recría pero el PV final no se vio afectado. Un incremento en el contenido energético del pienso de la fase de puesta de 2.650 a 2.750 kcal/kg redujo el CMD (P < 0,001), mejoró el IC (P < 0,001) y disminuyó el contenido fresco de la molleja (P < 0,01) a las 46 sem, pero no afectó a ningún otro de los parámetros estudiados. A las 46 sem de edad, el PV de las gallinas estuvo relacionado positivamente (P < 0,001) con la longitud corporal, la longitud y el diámetro del tarso y el índice de masa corporal. Los datos indican que ni la presentación del pienso de recría ni la concentración energética del mismo afectaron a la productividad en la fase de puesta. El incremento en el contenido de EMAn del pienso de las ponedoras de 2.650 a 2.750 kcal/kg redujo el CMD y mejoró el IC durante la fase de puesta pero no afectó a la producción global de huevos. En resumen, la utilización de migas en el pienso mejoró los rendimientos productivos pero redujo el desarrollo del TGI en las pollitas. El cambio de presentación del pienso de migas a harina a diferentes edades provocó en todos los casos una disminución de los rendimientos productivos y una mejora del desarrollo del TGI en los siguientes periodos. La forma de presentación del pienso durante la recría tuvo poco efecto sobre la productividad y la morfología del TGI de la gallina durante la puesta. Los datos demuestran que pollitas y gallinas en puesta se adaptan rápidamente tanto en parámetros productivos como en parámetros de fisiología digestiva a cambios en la presentación del pienso. En consecuencia, el efecto de la presentación del pienso durante la recría podría ser menos relevante de lo que se cree. Por otro lado, un incremento del contenido energético en el pienso de recría aumentó el CMD y mejoró el IC proporcionalmente, sin afectar a la uniformidad de los PV o al desarrollo del TGI. La concentración energética de los piensos de recría tuvieron poco efecto sobre la productividad de las aves en el periodo de puesta. Por tanto, el nivel de energía de los piensos de recría y puesta dependerá, dentro de ciertos límites, del coste relativo de los ingredientes disponibles. Por último, el cereal base del pienso no afectó ni al peso ni a la uniformidad de las pollitas y de hecho, el IC fue mejor en las aves que consumieron piensos basados en trigo, por lo que este cereal suplementado con enzimas adecuadas se puede utilizar a niveles de al menos 40%. Sin embargo, el TGI y la molleja presentaron un menor desarrollo anatómico y funcional en pollitas alimentadas con trigo que en pollitas alimentadas con maíz. Por tanto, los nutricionistas pueden adaptar las características de los piensos de recría y puesta, dentro de los rangos estudiados, según los costes relativos de las materias primas disponibles, sin efectos destacados sobre la productividad de las aves o la calidad de los huevos. ABSTRACT The main objective in the production of commercial pullets for egg production is to increase body weight (BW) and uniformity and improve gastrointestinal tract (GIT) and bone development to improve subsequent hen production. These objectives can be achieved by using adequate nutritional strategies. In this thesis several of these strategies, namely feed form, energy concentration, and main cereal of the diets are discussed. In experiment 1, the influence of feed form and energy concentration of the diet on growth performance and the development of the GIT was studied in brown-egg laying pullets. The experimental design was completely randomized with 10 diets organized as a 2 x 5 factorial with 2 feed forms (mash vs. crumbles) and 5 levels of energy that differed in 50 kcal AMEn/kg in the 3 feeding period considered (0 to 5, 5 to 10, and 10 to 17 wk of age). For the entire experiment (0 to 17 wk of age) feeding crumbles increased average daily feed intake (ADFI; 52.9 vs. 49.7 g; P < 0.001) and average daily gain (ADG; 12.7 vs. 11.6 g; P < 0.001) and improved feed conversion ratio (FCR; 4.18 vs. 4.27; P < 0.001) of the pullets. An increase in the energy content of the diets decreased ADFI linearly (L, P < 0.001) and improved FCR quadratically (Q, P < 0.01) but energy intake (EI, kcal AMEn/d) was not affected. BW uniformity was higher (P < 0.05) in pullets fed crumbles than in pullets fed mash but it was not affected (P > 0.05) by the energy content of the diet. At 5, 10, and 17 wk of age, the relative weight (RW, % BW) of the GIT and the gizzard, and the fresh gizzard digesta content were lower (P < 0.05 to P < 0.001) and the gizzard pH was higher (P < 0.05 to P < 0.001) in pullets fed crumbles than in pullets fed mash. Energy concentration of the diet did not affect any of the GIT variables studied. In summary, feeding crumbles improved pullet performance but reduced the RW of the GIT and gizzard and increased gizzard pH at all ages. An increase in the energy content of the diet improved FCR from 0 to 17 wk of age. The use of crumbles and the increase in the AMEn content of the diet might be used advantageously when the objective is to increase the BW of the pullets. However, crumbles affected the development and weight of the organs of the GIT, which might have negative effects on feed intake (FI) at the beginning of the egg laying cycle. In experiment 2, the effects of the main cereal and feed form of the rearing phase diets on growth performance, GIT characteristics, and body traits were studied in brown-egg pullets from hatch to 17 wk of age. The experimental design was completely randomized with 8 dietary treatments that were a combination of 2 main cereals (corn vs. wheat) and 4 feeding programs. The feeding program consisted in feeding crumbles from 0 to 5, 0 to 10, or 0 to 17 wk of age followed by mash until 17 wk, or feeding mash continuously from 0 to 17 wk. Each treatment was replicated 9 times. From hatch to 17 wk of age, pullets fed corn had similar ADG but poorer FCR (P < 0.001) than pullets fed wheat. Also, pullets fed crumbles continuously (0 to 17 wk) had greater ADG (12.3 vs. 11.5 g; P < 0.001) and better FCR (4.21 vs. 4.36; P < 0.001) than pullets feed mash continuously, with pullets that were changed at any age of the rearing period from crumbles to mash feeding showing intermediate results. At 17 wk of age, the RW of the GIT and gizzard were greater in pullets fed corn than in pullets fed wheat (P < 0.01) but the relative length (RL; cm/kg full BW) of the small intestine (SI) and of the body and tarsus were not affected. Pullets fed crumbles continuously had lighter gizzards (P < 0.001), higher gizzard pH (P < 0.001), and were shorter in length (P < 0.01) than pullets fed mash continuously with pullets fed any of the other 2 treatments being intermediate. In summary, wheat can be used in substitution of corn in pullet diets without any adverse effect on growth performance. Feeding crumbles improved pullet performance but hindered gizzard and GIT development. Growth performance, GIT, and body traits of the pullets re-adapted quickly to changes in feed form of the rearing diets. In experiment 3, the influence of feed form and energy concentration of the rearing diets on production, GIT traits, and body measurements was studied in brown-egg laying hens. The experimental design was completely randomized with 12 treatments arranged as a (2 x 3) x 2 factorial with 2 feed forms (mash vs. crumbles) and 3 AMEn concentrations (low, medium, and high) of the rearing phase diets and 2 AMEn concentrations (2,650 vs. 2,750 kcal/kg) of the laying phase diets. Within each of the 3 feeding periods of the rearing phase (0 to 5 wk, 5 to 10 wk, and 10 to 17 wk of age) and during the laying phase (17 to 46 wk of age), diets had similar nutrient content per kcal of AMEn. Production was measured for seven periods of 28-d each and GIT and body measurements were determined at 46 wk of age. Feed form and energy content of the rearing phase diets did not affect hen performance, digestive tract traits, or body measurements of the eggs at 46 wk of age. From 17 to 46 wk of age BW gain was higher (P < 0.01) in hens fed mash during the rearing phase, although final BW was not affected. An increase in the energy content of the laying phase diet from 2,650 to 2,750 kcal/kg reduced ADFI (P < 0.001) and improved FCR (P < 0.001) and reduced gizzard contents (P < 0.01) at 46 wk but did not affect any of the other traits studied. At 46 wk of age, BW of the hens was positively (P < 0.001) correlated with body length, tarsus length and diameter, and body mass index (BMI; g BW/body length2). The data indicate that neither feed form nor energy concentration of the rearing diets affected subsequent hen performance. An increase in the AMEn content of the diets from 2,650 to 2,750 kcal/kg, decreased ADFI and improved FCR during the laying phase but did not affect hen production. In summary, feeding crumbles to pullets improved growth performance but reduced the development of the GIT. Pullets changed from crumble to mash feeding at different ages responded always with a reduction in growth performance and an improvement in the development of the GIT in the subsequent period of the rearing phase. Feed form of the rearing phase diets had little effect on the performance and egg quality of the hens during the entire laying cycle or on the GIT traits and morphometric measurements of the hens at 46 wk of age. The data demonstrate that pullets and hens re-adapt quickly to changes in feed form with changes in GIT traits and growth performance or production. Consequently, the effects of ingredient composition and feed form of the rearing diets on subsequent pullet performance might be less relevant than currently accepted. On the other hand, an increase in the energy content of the rearing or laying diet decreased ADFI and improved FCR proportionally, without affecting BW uniformity or GIT development at any age. Energy concentration of the rearing phase diets had little effect on egg production or GIT development of the hens at the end of the laying cycle. Consequently, the recommended energy content of the pullet and hen diets will depend at a high extent on the relative cost of available ingredients. The main cereal of the diet did not affect ADG of the pullet from hatch to 17 wk of age and in fact FCR was improved with wheat feeding. Consequently, at least up to 40% wheat supplemented with adequate NSP enzymes, can be used in substitution of corn in these diets. However, pullets fed wheat had lighter GIT and gizzard and less gizzard content than pullets fed corn, a finding that suggested that under certain circumstances, the main cereal of the diet might affect indirectly subsequent hen performance. Consequently, nutritionists may adapt the characteristics of the rearing and laying phase diets, within the range of values studied, to the cost of available ingredients, without any detectable effect on hen production or egg quality.