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Tesis:

Excepción y cuerpo rebelde : lo político como generador de una arquitectónica menor


  • Autor: GARCÍA DE JALÓN OYARZUN, Lucía

  • Título: Excepción y cuerpo rebelde : lo político como generador de una arquitectónica menor

  • Fecha: 2017

  • Materia: Sin materia definida

  • Escuela: E.T.S. DE ARQUITECTURA

  • Departamentos: PROYECTOS ARQUITECTONICOS

  • Acceso electrónico: http://oa.upm.es/48250/

  • Director/a 1º: HERNÁNDEZ LEÓN, Juan Miguel
  • Director/a 2º: LUCCHESE, Filippo del

  • Resumen: Tras las elecciones iraníes de 2009 la ciudad de Teherán vivió una ola de protestas para denunciar las supuestas irregularidades del proceso electoral. Con las calles llenas de policía persiguiendo a los manifestantes, los habitantes de la ciudad subieron a las azoteas para expresar su desacuerdo. Cada noche un coro de voces gritaba desde allí los mismos cánticos que la generación de sus padres había lanzado, treinta años antes y desde ese mismo lugar, para protestar contra el Shah. Al hacerlo, estos cuerpos rebeldes producían una espacialidad compartida fuera del alcance del poder: lo político esquivaba las formas espaciales de la excepción. Y es que, la excepción es el instrumento de una política que tiene miedo de lo político. No es una anomalía, o ruptura de un estado normativo, sino la articulación de una relación de exclusión inclusiva, exclusión de lo político de la comunidad política, mediante una sujeción que lo interioriza. Un dispositivo que tiene un marcado carácter espacial, pues funciona en base a una constante re-articulación de interiores, exteriores, umbrales y superposiciones, en un diagrama que, lejos de permanecer estático a lo largo de los siglos, se encuentra sometido a un constante proceso de recomposición, precisamente porque está implicado en una danza constante con lo político (el indeterminable “lo que puede un cuerpo” spinozista). En este cuerpo, expresión de la autoproductividad inmanente de lo real, reside el fundamento ontológico compartido entre lo político, como poder del cuerpo en el entrelazado de nuestro estar en común, y lo arquitectónico como poder de ese mismo cuerpo de situarse y producir espacialidades complejas. Así, todo aquel cuerpo, que, en su rebelión, entra en conflicto con los efectos de la excepción, lo hace poniendo en práctica un conjunto abierto de usos y saberes fundados en su propia corporeidad, lo que hemos denominado “arquitectónica menor.” En la base de ésta, encontramos dos conceptos fundamentales, la espacialidad propia del cuerpo y la común de la multitud. La primera se define por los afectos que extienden el alcance del cuerpo y le implican más allá de sí mismo, produciendo un mundo de relaciones que le es propio. La segunda, exige reconocer el papel de la multitud como cuerpo múltiple y la espacialidad común como la composición de las espacialidades propias que lo constituyen. Este fundamento afectivo de la espacialidad transforma conceptos tradicionales de la disciplina arquitectónica como el límite, la geometría, la forma, el proyecto o el diagrama. Tras desarrollar estos instrumentos en la primera parte de la tesis, iniciamos, en la segunda, una genealogía fragmentaria del conflicto entre excepción y cuerpo rebelde a partir de una serie de situaciones históricas significativas: las formas espaciales del Gran Encierro caracterizado por el Hôpital Général de París y la geografía móvil representada por las Cours des Miracles durante el siglo XVII; la producción espacial clandestina ante la construcción de la “grille” biopolítica y el campo policial de la Francia del XVIII, así como su génesis en las formas del poder pastoral medieval; y, finalmente, la afirmación de la espacialidad propia del cuerpo que desestabilizó la realidad duplicada producida por el sistema de segregación del Sur de los Estados Unidos durante el siglo XX. Los avances en la historia de ese conflicto nos permiten enriquecer, en su despliegue, los conceptos y herramientas propuestos inicialmente, lo político y lo arquitectónico, así como su base común en un cuerpo que se confirma como fundamento de una arquitectónica menor. ----------ABSTRACT---------- Following the Iranian elections in 2009, the city of Tehran experienced a wave of protests to denounce alleged irregularities in the electoral process. As the streets were lined with police chasing protesters, they climbed to the city’s rooftops to express their disagreement. Thus, every night a chorus of voices intoned the same chants their parents’ generation had used to protest against the Shah exactly thirty years before and from that same roofscape. In doing so, these rebel bodies unfolded a common spatiality beyond the reach of power: the political dodged the spatial forms of exception. An exception exploited within a realm of politics that is afraid of the political. The exception is not an anomaly, neither the rupture of a normative state, but the articulation of a relationship of inclusive exclusion: exclusion of the political from the political community, through a subjection that internalizes it. It is a device with a marked spatial nature. It works on the constant re-articulation of interiors, exteriors, thresholds and overlays, thus producing a diagram that, far from remaining static throughout the centuries, is subject to a constant process of recomposition, precisely because it is involved in a never-ending dance with the political (the Spinozist and impossible to determine “what a body can do”). Within this body, the expression of the immanent selfproduction of the real, lies the common ontological foundation of both the political—the power of the body in the interweaving of our being in common—, and the architectural—the power of that same body to situate itself and produce complex forms of spatiality. Consequently, every single body which—through its rebellion—, enters into conflict with the effects of the exception, does so by deploying an open set of practices and knowledge founded on its own corporeity: what we have called “minor architecture.” At its basis we find two fundamental concepts, the body’s individual spatiality and the common spatiality of the multitude. While the former is defined by the affects that extend the reach of the body and involve it with the world beyond itself, producing a realm of relationships that is its own; the latter requires us to recognize the role of the multitude as a multiple body, and its common spatiality as the composition of the individual spatialities that constitute it. This affective foundation of spatiality transforms some of the architectural discipline’s traditional core concepts such as the idea of the limit, the role of geometry, form, the project or the diagram. After developing these instruments in the first part of the thesis, in the second part we begin a fragmentary genealogy of the conflict between exception and rebellious body through a series of significant historical situations: the spatial forms of the Grand Renfermement as illustrated by the Hôpital Général de Paris and the mobile geography represented by the Cours des Miracles during the 17th century; the clandestine spatial production that rose before the construction of the biopolitical “grille” and the police field in 18th century France, as well as the latter’s genesis in the forms of medieval pastoral power; and finally, the affirmation of the body's own spatiality that destabilized the duplicated reality produced by segregation in United States’ South during the 20th century. Advances in the history of this conflict allow us to enrich the concepts and tools initially proposed, the political and the architectural, as well as their common base in a body that is confirmed as the foundation of a minor architecture.